Cuando me acuesto
en mis pensamientos
y floto en mis ilusiones,
galopo en mi caballo de piedra
sobre un mar de madera
con olas de humo
escuchando un poema,
que recita una voz
que suena a lata,
arrancando en medio
de los versos,
los toscos aplausos
de un entendido sordomudo,
siendo testigo ocular
un amigo que ciego nació,
luego más tarde
el poeta murió
y la poesía voló.
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